Decir adiós muy buenas, nos conocimos alguna vez

Me dijo que prefería recordarme sin rostro. Y yo no pensé, pensaba en otras cosas, lo que se piensa en esos casos ¿Que se piensa en esos casos?
- ¿Ahora me vas a decir que soy feo?
No pude evitarlo. Esos comentarios que buscan ser graciosos en los momentos mas patéticos, el ultimo aliento de un ahogado, ver la bala volando hacia uno, el escudo del nervioso, el golero de la duda, sin manos. Cuanto le molestaba.
Había una parte de mi que razonaba, que masticaba el hecho y lo digería con la naturaleza con la que se desayuna una noticia trivial. Había otra parte que quería pelear, con ella, conmigo, con eso. De haber sabido que llegado el momento yo tampoco recordaría su rostro.
En esos años, no se cuantos fueron, vivimos en un incomodo silencio de dos cuartos con jardín al fondo, ella se dedicaba a examinar a los transeúntes que pasaban frente a nosotros, yo oficiaba de investigador de suelos, miraba detenidamente el piso, mientras que con un pie jugaba con una piedrita.
En un momento, sin aviso, como un bombardeo, ella se largó a llorar, y yo contemple la revolución independentista de mis brazos que se separaban de la medida postura política del resto de mi cuerpo para rodear el suyo. Cuando perdí la consciencia acerca de la cruzada de mis extremidades lo siguiente que recuerdo es mi cabeza sobre su hombro mirando a la luna. Tuve una estúpida reflexión bastante recurrente ¿Cerraba los ojos cuando la abrazaba? ¿Que ves cuando no me ves? Yo te veía, pero no recuerdo tu cara ¿Tenias ojos profundos o blandos? ¿Una nariz grande de esas que me gustan, o una esculpida a mano? ¿Que decían tus labios? Yo ya no tengo cara para vos. Presente.
Pasado. Te solté, ya no llorabas.
- ¿Nos vamos?
- Si.
Ninguno de los dos se paró. Silencio.
- ¿Y si probamos de nuevo?
- No
En esos años vivimos sobre un poroso banco gris de material en una plaza. Se ponía frío. Niños jugaban, vinieron otros como nosotros, pasaron autos. Esto es dejar de conocernos. Tus formas, las mías. Mis berretines, los tuyos.
Cuando por fin decidimos mudarnos fue separados. Yo a tu pasado y vos al mío. A dos monoambientes idénticos. De esos que dan ganas de vivir en la calle. De esos que no tienen ventanas, pero no para que uno no mire para afuera, sino para que el otro no mire para adentro. Me vas a tocar timbre. 
Desapareciste atrás de la puerta de un ómnibus y yo más atrás me fui caminando, mas atento que de costumbre, arboles perennes, los pozos en la brea, cada cuadra era mas larga, cada cuadra era mas lejos. 
Repasaba caras y ensayaba el discurso para cuando dijeran tu nombre: "Terminamos"

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