Fuego camina conmigo
- ¿De que querías hablar Beatriz? - Te quiero decir algo, hace tiempo que lo vengo pensando. Hace tiempo que vengo pensando en algo. Tengo una fantasía recurrente. No es parte de mi subconsciente. No sueño con ella. No, no. Está parada al frente de mis pensamientos, un alumno escribiendo en el pizarrón. ¿Será esa la diferencia entre los sueños y las fantasías? Esta fantasía es sencilla. Cierro los ojos y la dibujo en la parte posterior de mis párpados. Los cuales en principio pudieran parecer un lienzo pequeño para este paisaje. Me veo caminando, de espalda, mi espalda, esa parte de mí que no veo, me imagino la distancia entre mis hombros, las imperfecciones de mi nuca, mi cabello, no importa que ropa lleve, nunca uso zapatos, ni ningún tipo de calzado, siempre voy caminando descalzo. Me detengo ocasionalmente para apretar el pastizal verde con los dedos de mis pies, como un pequeño primate que comienza a comprender la utilidad de sus extremidades. Camino sobre un extenso pastizal